Padre y amigo
Estaba leyendo El péndulo de Foucault de Umberto Eco y un párrafo me pareció muy interesante, decía así;
"Creo que en lo que nos convertimos depende de lo que nuestro padre nos enseña en momentos extraños, cuando no está tratando de enseñarnos. Estamos formados por pequeños pedazos de sabiduría".
En lo cotidiano, y en lo extraordinario.
Momentos extraños, momentos difíciles e indescriptibles. Bizarros y tristes.
Han habido demasiados en mi vida, unos más que otros. Vivirán siempre en la memoria del corazón. Cada uno de ellos tienen un común denominador, y es mi padre. Siempre ha estado sosteniendóme como un pilar fundamental en mi estructura existencial.
Cada logro es gracias a su incansable apoyo. En cada entrenamiento, en cada partido, en cada exámen y presentación. Me acompaña como un mentor y amigo. En los llantos que contuvo y contiene, en las risas que disfrutamos, en los absurdos que pasamos.
El amor es incondicional, la prueba de todo lo que pasó, y sigue más vigente que nunca.
Estoy tan agradecido. Las palabras probablemente no logren dignificar tanto como quisiera su representación, pero espero al menos poder expresar un poco del amor que siento hacia mi consejero más acérrimo. Inocencio Mendieta.