De la poesía lírica y épica en la antigua Grecia (Revisión histórica de la literatura universal)

Jean Mersault
4 min readApr 10, 2020

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Pintura de Albert Joseph Moore representando a un poeta lírico clásico.

Los aportes de la antigua Grecia a la cultura occidental son numerosos, entre ellos la democracia, pero no se debe pasar por alto la influencia literaria, específicamente la poética.
La poesía fue considerada por los más antiguos griegos como una parte fundamental en la compresión de su mundo y de la vida en términos humanos.
Incluso los primeros filósofos, los presocráticos, continuaban siendo poetas; Tales, Heráclito o Parménides (conocido por su extenso poema sobre el ser) plantearon sus interrogantes a través de breves narraciones y versos que tenían mucho más que ver con el lado más misterioso de su realidad que con tratados del modo platónico o aristotélico.

A partir de la recopilación del libro De hombres y dioses, antología de la poesía lírica griega antigua, podemos situarnos en el contexto histórico, y observar la transición y evolución de la poesía griega.
Como bien mencionan en la antología, los poetas configuraron no sólo una forma de hacer, practicar y difundir la tradición y el arte, sino también y a la vez un modo de concienciar a los ciudadanos de su unidad e identidad cultural y, en definitiva, socialmente, participando de cultos y tradiciones comunes.

El tema más recurrente en estos poemas (épicos) es el del amor a la patria y el arrojo al entregar la vida por la defensa de los valores del propio pueblo: “Pues es honra y lustre para un hombre luchar –sostenía Calino de Éfeso– por su tierra, sus hijos y su esposa legítima con los enemigos”.

Diferentes géneros:

El género épico: Como la nobleza griega era muy aficionada a escuchar las heroicas hazañas guerreras de sus antepasados, con las que se identificaban. Los poemas épicos (de la palabra griega epos, «narración») que las relataban eran compuestos y transmitidos oralmente por unos poetas itinerantes, llamados aedos o rapsodos.
Los temas fundamentales de estos poemas estaban relacionados con las leyendas de la guerra de Troya.
Otro tema era las dificultades del regreso de los héroes a sus tierras.
En general, la épica se caracterizaba por:
- Repetición de fórmulas y adjetivos.
- Uso abundante de la comparación.
- Minuciosas descripciones.

Poemas homéricos.
La mayoría de los poemas épicos griegos se han perdido, pero se conservan dos extensas obras compuestas por Homero (s.VIII a. C.):
La Ilíada, que narra un episodio de la guerra de Troya (Ilión, en griego).
El principal héroe griego, Aquiles, enfrentado con el jefe Agamenón.
La Odisea, que relata el largo viaje de Ulises (Odiseo, en griego) desde Troya hasta su patria.

El género lírico: Si la poesía épica narra los hechos gloriosos del pasado, la poesía lírica se ocupa de los sentimientos e inquietudes del presente. Su nombre se debe a que los poemas se cantaban acompañados por una lira o flauta.
La época dorada de la lírica griega abarca del siglo VII al V a. C. y pueden distinguirse dos grandes grupos:

Lírica coral: Largas y complejas composiciones, destinadas a ser cantadas por un coro en fiestas religiosas, funerales, bodas u otras celebraciones.
Su mayor representante es Píndaro (s.VI-V a. C.), famoso por sus poemas en honor a los vencedores olímpicos.

Lírica individual: Poemas más breves, de recitación individual. Sus temas son morales o satíricos (como Arquíloco, s. VII a. C., que se burla del heroísmo), pero sobre todo expresan la subjetividad del poeta: así, Anacreonte (s.VI-V a. C.) canta a los placeres de la vida y Safo (s.VII a. C.), al amor.

Algunos poemas:

Llegaste
Llegaste, lo hiciste y yo te deseé ardientemente
y helaste mi corazón, encendido en deseo.

De la hermosa luna
De la hermosa luna los astros cerca
hacia atrás ocultan luciente el rostro
cuando aquella brilla del todo llena
sobre la tierra

Ambos de Safo de Lesbos (s.VII a. C.)

A Megacles de Atenas,
vencedor en la cuadriga.

El más bello preludio para la estirpe potente
de los Alcmeónidas es Atenas, la gran ciudad,
cuando hay que echar cimientos de canciones
en honor de los caballos.
Pues ¿qué patria, qué casa habitando podrás tu nombrar
que en Hélade sea oída
como más gloriosa?

Porque en todas las ciudades se propala la fama
de los ciudadanos de Erecteo, oh Apolo, los que
en Pitón divina construyeron tu casa admirable.
¡Pero cinco victorias en Istmia me guían, y una muy insigne,
la Olimpíada de Zeus,
y dos conseguidas en Cirra,

oh Megacles, tuyas y de tus antecesores!
En el éxito nuevo me gozo. Pero esto me duele:
que la envidia se vuelva a las obras hermosas. Se dice, por cierto,
que la dicha floreciente, constante,
trae así al hombre lo uno igual que lo otro.

De Píndaro (518-446 a.C.)

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